Navidad a la romana

 

        Un Paraninfo a rebosar fue el regalo navideño que los estudiantes de Derecho romano del Grado en Derecho y de los correspondientes Dobles Grados de la Universidad Pablo de Olavide nos brindaron el pasado 21 de diciembre, en correspondencia al evento que les habíamos preparado: la tradicional conferencia de despedida del primer cuatrimestre. Este año contábamos con la presencia de la Profesora Margarita Fuenteseca Degeneffe, Catedrática de Derecho romano de la Universidad de Vigo, prestigiosa investigadora y docente, implicada asimismo en numerosas entidades culturales. El brillante curriculum vitae de la Profesora Fuenteseca, presentada por el Prof. Bernardo Periñán, la hacía especialmente idónea para poner el broche de oro a nuestra asignatura en este curso. Pero, trascendiendo el ámbito puramente académico, su calidez y entusiasmo ante la invitación del Área, como en otras ocasiones, nos permitió disfrutar de una mañana en la que el Derecho romano desplegó toda su riqueza y hasta su potencia.


La conferencia llevó por título “Organización de la familia romana”, trazando una completa panorámica de los aspectos personales, patrimoniales, políticos y religiosos de la célula básica de la sociedad romana. Parentesco, tutela y curatela, matrimonio, dote, emancipación, adopción, sucesión... A lo largo de su intervención, la Profesora Fuenteseca expuso las claves de la institución familiar, que siempre vertebró la vida comunitaria y que no fue ajena a los cambios sociales y políticos.

Para nuestros estudiantes, que a estas alturas del curso han recibido la completa exposición por sus profesores del exigente temario de la asignatura, la conferencia supuso un valioso recorrido por diversas lecciones, encajando las piezas de un complejo sistema jurídico, rico en cuanto a las fuentes de producción y permeable a las necesidades de sus ciudadanos. Pero, además, el debate que se abrió al finalizar la intervención de la Profesora Fuenteseca con los asistentes (estudiantes y profesores), reveló la vitalidad y la fortaleza de la disciplina. Porque el Derecho romano nunca deja indiferente y siempre nos estimula a plantear problemas jurídicos nuevos o a buscar virtuosas soluciones a los problemas antiguos. Quid si...?

Lejos queda ya el tercer lunes de septiembre, cuando, a primera hora de la mañana o de la tarde, varios grupos de estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide comenzaron su andadura universitaria de la mano del Derecho romano. Mientras se hacía el silencio en la clase, un pensamiento fugaz, de apenas unos segundos nos transportaba a décadas atrás, cuando nosotros vivíamos esa experiencia irrepetible. De regreso al presente, ahora desde la tarima, la nostalgia de los docentes se transforma en un saludo, entre sorprendido y divertido, como anfitriones del grupo. Y ahora, en estas fechas que invitan a la reflexión crítica y al balance sincero, siempre recuerdo las palabras del emperador Justiniano, allá por las Calendas de Diciembre del año 533, al promulgar sus Instituciones, texto pedagógico dirigido a los estudiantes de leyes: Aprended con suma diligencia y con afanoso estudio estas leyes, y mostraos de tal forma instruidos en ellas que os aliente la bellísima esperanza, terminado que sea vuestro estudio, de poder gobernar también nuestra república, en las partes que se os confíen”.

Los profesores de Derecho romano somos conscientes de que la huella que hemos dejado será perceptible, en su totalidad, unos años después. Lo escuchamos de nuestros alumnos al cruzarnos por los pasillos de la Facultad. También de los operadores jurídicos, al conversar con notarios, jueces, registradores o abogados. Un lenguaje, unos conceptos, unos principios y unos métodos. Ese es, nada más y nada menos, el legado de los romanistas de diferentes pueblos de los cinco continentes.

            ¡Felices Saturnales, Feliz Navidad!

                                                                                                                            Aurora López Güeto


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