Derecho Romano y latín
A veces, explicar lo obvio resulta sorprendentemente
abstruso: electricidad, sueño, bondad… Así también sucede con la esencialidad
del latín en los estudios de Derecho romano. Venimos observando de unas décadas
acá un número creciente de alumnos que no han cursado latín en el Bachillerato
con desastrosas consecuencias a posteriori en la asignatura de Derecho romano.
¿Mal aconsejados?, ¿ignorancia? No es este el debate, pero lo cierto es que los
resultados académicos en el grado de Derecho se resienten por este déficit de
formación humanística, y mucho. Es revelador, no obstante, que decenas de miles
de juristas estudiaron la carrera de Derecho provenientes del bachillerato de
humanidades –latín y griego-, otrora llamado de letras. ¿Se equivocaron ellos?
No
podemos detenernos en las excelencias formativas y propedéuticas que
proporcionan el latín y el griego, y la cultura por estas lenguas vehiculadas;
nos centraremos en el Derecho romano y la lengua de Rómulo. El alumno pertrechado
de latín en el bachillerato se imbuye de un amplio vocabulario que le facilita
la comprensión y el estudio de los latinismos jurídicos que campan en nuestra
asignatura y, por cierto, en el mundo de las leyes en general, pues conforman
buena parte del lenguaje técnico-jurídico que se espera de un perito en
Derecho. Ítem más, el alumno de humanidades, en el Instituto, ha entrado en
contacto estrecho con la civilización latina: ha visto los distintos sistemas
de gobierno de la antigua Roma y sus magistraturas, la política, la familia, el
matrimonio, los derechos de los ciudadanos, la esclavitud, las relaciones con
otras naciones… y, por supuesto, el vocabulario ad hoc. Contenidos todos ellos
de la asignatura de Derecho romano. La ventaja sobre quienes no estudiaron
latín es sencillamente abismal. Y los resultados, también. De la soltura en la
expresión, tanto escrita como oral, de los alumnos de humanidades, comparados
con los de otros bachilleratos, hago gracia en este espacio, pues merece un
tratamiento autónomo per se.
No
podemos cerrar este artículo en pro de las humanidades clásicas, sin señalar
que el latín no sólo proporciona un marco conceptual y léxico imprescindible
para nuestra disciplina, sino que también facilita la intelección de otras,
como Historia del Derecho español, Filosofía del Derecho, Derecho civil… Nuestros
estudiantes merecen contar con los mejores instrumentos posibles para afrontar sus
estudios jurídicos. Y la sociedad merece indefectiblemente la mejor preparación
posible en sus futuros operadores jurídicos; pues esto del Derecho, como bien
vieron los juristas romanos, va precisamente de la vida en sociedad y sus
relaciones fluidificadas por la ciencia de lo justo. Ave atque vale.
Juan Carlos Tello
Totalmente imprescindible. Hace unos días lo comentaba vía twitter con una profesora de Humanidades de un instituto del norte de España: mis hijos, desde muy pequeños, saben el significado de la expresión (cláusula) "rebus sic stantibus", porque la invocaba cada vez que se torcían los planes previstos y no hacíamos lo que habíamos dicho que íbamos a hacer. También conoce a fondo aquella otra de "excusatio non petita, accusatio manifesta".
ResponderEliminarMagnífica entrada que espero lea algún responsable de la educación en general en España.